Dr. José Eleazar Calderón de la Fuente.
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Por miles de años el hombre ha sufrido de ciática y ha estudiado los métodos más extraños de cura, entre los cuales están los revulsivos cutáneos y la flebotomía supramaleolar externa (Ideada por Hipócrates, practicada por Galeno y aún practicada por varios monjes).
Fue sólo en el siglo XVIII que se comenzó a entender algo sobre la ciática. Fue Cotugno quien estableció que la causa estaba en el “Nervio del isquion”. Horsley reconoce entre las causas del dolor “isquiático” la compresión radicular por parte de hernias discales. Krause operó en 1908 la primera hernia discal. Kraienbuhl ideó en 1936 la hemilaminectomía. Caspar en 1975 la microdiscectomía. En conclusión no es fácil que se cure la ciática de hernia discal y, como casi siempre sucede en medicina, la cirugía ha sido el primer método de cura -porque es el pensamiento más inmediato en la mente del médico-, después de muchas investigaciones y de perfeccionar ideas que lleven a métodos siempre menos cruentos y más eficaces.
La cirugía por cierto agrega al daño de la enfermedad, otro inevitable: el de la manipulación del que opera (por excelente que sea), resultados posteriormente demoledores y llevando de la ruptura del disco herniado del núcleo pulposo, a la abolición completa del mismo lado de la cirugía con graves consecuencias, que surgirán inmediatamente, o después de meses o años, y que harán del paciente un ENFERMO CRÓNICO.
Todas las intervenciones quirúrgicas tienen consecuencias que con frecuencia no se mencionan al paciente, ni en la carta de autorización quirúrgica, por lo que éste, ignorante del caso, se somete a la cirugía con más confianza de la que debería. Tales consecuencias son mucho más graves cuanto más demoledora y compleja sea la intervención; aunque el cirujano concientemente trate de causar el menor trauma, menor invasión, menor daño al cuerpo humano que, recordemos, es una máquina perfecta que tiende sola a la curación. Citamos las consecuencias más graves:
- Primera consecuencia. Poco frecuente se señalan las complicaciones tromboembólicas de una cirugía, que si bien una profilaxis anticoagulante puede disminuir, no puede eliminar. Por otro lado está siempre el riesgo de muerte, aún después de 20 días posteriores a la cirugía.
- Segunda consecuencia. Después de la cirugía queda siempre una fibrosis cicatrizal que, hipertrófica o regular, puede comprimir e irritar el nervio interesado por toda la vida, obligando al paciente a soportar para siempre aquello que quería eliminar. Además con consecuencias catastróficas para la pierna interesada.
Alteraciones en el concepto biomecánico por el cual la columna humana ha sido construida.
La columna se debilita y se crea una inestabilidad y por lo tanto, dolor.
Esta cirugía comprende además, como consecuencia, las dos precedentes y las tres sucesivas.
Los cirujanos americanos han abandonado casi completamente esta intervención a causa del elevado riesgo de denuncias por “mala practica”, y por los estudios estadísticos que demuestran que, después de 4 años, hayan sido o no operados, los síntomas son los mismos
- La primera consecuencia de la microdisectomía es que faltando un disco; el superior y el inferior trabajarán de más con el riesgo de romperse y herniarse, especialmente en los sujetos que hacen actividad física pesada y/o son obesos. Los discos son los amortiguadores del cuerpo humano, por lo que no son pocos los pacientes con hernias múltiples por esta causa.
- La segunda consecuencia es la inclinación lateral de la columna, del lado operado que es donde falta el “espesor del disco” (Escoliosis).
- La tercera consecuencia, debida a la escoliosis, es que las facetas articulares entre las dos vértebras interesadas dan lugar a un síndrome doloroso llamado “ Kissing Spine” y a una artrosis precoz con consecuente estrechamiento del canal y mayor probabilidad de atrapamiento del nervio y, por consiguiente, de la reaparición del dolor.
Probablemente estas consecuencias lleven al paciente a otras intervenciones quirúrgicas, instaurándose así un circulo vicioso negativo; por lo que muchas veces el paciente, antes o después, prefiere rendirse, optando por soportar el dolor.
Dr. José Eleazar Calderón de la Fuente
CLINICA DEL DOLOR
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